Respecto al comentario que hay al lado del vídeo del hombre pariendo, no he podido por menos que dar mi opinión basada en mi experiencia personal. Yo di a luz el 25 de Diciembre de 2006, mala fecha para nacer, (qué absurdo suena esto) al menos en el Hospital de San Juan de Alicante...
Es posible que haya muy buenos profesionales en España, y yendo a las clases de Antonio Penalva no me cabe duda, pues tengo que decir que me transmitió calor humano, confianza y seguridad, cosa de la que carecía pues mi embarazo se desarrolló en circunstancias difíciles. Procuré seguir a pies juntillas todos sus consejos, y, cuando llegó el gran día, me fui a caminar (alrededor del hospital) para asegurarme los 3 centímetros de dilatación.
Tenía dolores, pero estaba mentalizada y los sobrellevaba con relativa tranquilidad. En el momento de entrar al hospital todo lo que yo tenía pensado, o imaginado sobre mi parto se esfumó por completo. Para empezar la enfermera que me atendió de urgencias no se creía que estuviera de parto, "esta yo creo que no está!", le dijo a la ginecóloga, como si estuviera incordiando. Y me tuvieron esperando casi una hora monitorizada, en la cama, con lo agusto que había estado yo de pié.
Cuando me miró la ginacóloga, resultó que estaba de parto, y justo en ese momento rompí aguas.
Me llevaron a una habitación donde había una cama. Se fueron. Al rato vino otra enfermera y dijo: "¡pero quítate la ropa y ponte un camisón!", a lo que yo respondí que por favor me trajera un camisón primero. (Yo me llevé mis camisones pero no me dejaron ponérmelos).Al fin vino la matrona, me saludó. No ecuerdo bién la secuencia de los hechos, se que iban y venían señoras de la limpieza, alguna enfermera y de vez en cuando la matrona y entre tanto yo pasé mucho tiempo sola, mojada, ensangrentada y muerta de frio. En una de esas apariciones me enchufó algo al gotero. Le pregunté qué era y dijo "una bomba de oxcitocina", le dije que por favor no quería (al menos aún) y ella dijo:"mira yo se mucho más de partos que tú" y desapareció otra vez. Seguía sola en la cama, me levanté porque ya no soportaba los dolores. No sabía qué me pasaba (sentía ganas de orinar y defecar a la vez...) llame una y otra vez:"oiga, oiga" pero nadie venía...
Volvió a aparecer, yo ya gritaba con las contracciones, pensé que me iba a morir. Lo juro. Le comenté lo que me ocurría y que no me habían puesto un enema, a lo que respondió "cuando estás tan dilatada ya no se pone" (?). Me entraron ganas de devolver, arcadas, gritaba con cada contracción y hasta me quité una de las cintas que tenía en el abdomen porque no soportaba la presión. Entonces la matrona volvió a venir y me dijo un repertorio de cosas como: "Quejica, eres una quejica!" "Qué haces, que te estoy oyendo eh!" "Mira, yo ya he parido a mis dos hijos, que te has creído, y tu no me estás ayudando nada, que estoy yo aqui sola porque una se ha puesto mala...!etc" A todo esto por fin dejaron entrar a mi chico, que se descompuso pues jamás me había visto en semejante estado. Creo que parecía la niña del exorcista. (toque de humor). En un momento dado se dio cuenta en el monitor de la clase de contracciones que me estaba provocando y me bajó el nivel de oxcitocina de 16 a 5, esto me lo dijo mi chico porque yo estaba al límite de mis fuerzas, él lo vió. Ella misma lo comentó en voz alta. Luego vinieron las de prácticas y otra gente, creo que algunos ginecólogos.A las 7 horas aproximadamente pudo venir el anestesista y me pusieron la epidural. Les pedí encarecidamente que me dejasen incorporar un poco en la cama para empujar mejor. Al fin accedieron. Pero una estúpida de prácticas me tumbaba cada vez que se iba la ginecóloga "porque no se cogía bien la señal del niño" (¿Y por qué no me pone el cable bien estando sentada o ligéramante incorporada al menos?!) Al cabo de unas 9 horas las contracciones me habían decrecido. Al final se descolocó mi hija, yo lo noté, y se lo dije...
Al cabo de 10 horas me hicieron cesárea... No se qué fue, si la angustia, la oxitocina, el agotamiento o el frio pero tenía unos temblores que se me movían los brazos como si no fuesen míos. Tenía la tensión por las nubes, taquicardias, y estube más de 2 horas en observación hasta que me estabilizaron.
Los 5 días que permanecí en ese hospital los recuerdo como una pesadilla, enamorada de mi hija pero rezando por salir de allí cuanto antes. Es lo que sentí y así lo cuento.
Sergio: Como pareja de Aída y padre de la criatura, me gustaría dar también mi punto de vista. He de decir, que de saber lo que pasó, no hubiera dejado a Aída ni un segundo sola. Nada más llegar al hospital, seguimos los consejos de Antonio. Dimos unas vueltas al hospital, y he de decir que me arrepiento mucho de haber insistido en entrar. Estaba nervioso (era la primera vez que pasaba algo así en mi vida) y ansiaba que alguien nos dijera que todo estaba bien, que todo lo que iba pasando era normal etc... Mientras paseábamos, nuestras respectivas familias estaban en la sala de espera de urgencias. Llegado el momento que entendimos preciso para ingresar me separé de Aída, como antes dije, para avisar a la familia de que ya estabamos dentro y para enseñarles el camino a la zona de partos. Cuando llegamos, ella ya no estaba. Después de tres angustiosas horas sin una noticia, me dejaron entrar. Lo que yo me encontré allí fue muy chocante para mi. Aída estaba totalmente fuera de si. Había sangre en el suelo, ella estaba empapada, sola, asustada. Lo primero que oí por parte de los facultativos fue un desdeñoso: " A ver si la calmas un poco..." (ingenuo de mi, esperaba que alguien me explicara algo, me dijera lo que pasaba o se mostrara un poco humano). Realmente creo que el trabajo sanitario debe de ser algo totalmente vocacional y que quién se dedica a ello es porque realmente siente una necesidad o un ahnelo de ayudar (me quedo con muchas dudas sobre esa afirmación después de aquel día...). Entiendo por otro lado que el día de navidad debe de "joder" un poco estar de guardia, pero es que mire usted, nosotros no elegimos que nuestra hija naciera ese preciso día.
Siguiendo con el curso de los acontecimientos, Aída iba de mal en peor, tenía unas contracciones super duras, yo intentaba calmarla, pero ella no era ella en ese momento. La culpa? supongo que era la oxitocina. Es realmente necesaria? No debería usarse como la última opción? Aída tenía unas contracciones que estoy seguro que hubieran sido suficientes para traer a nuestra hija al mundo. Realmente vivimos en un mundo en el que la prisa es la dueña de nuestras vidas. En toda la historia de la humanidad el parto ha sido un proceso natural que ha ocurrido cuando tenía que ocurrir no cuando una hormona sintética lo provoque. Se entiende su uso en caso de riesgo o de problemas, pero no por sistema.
Finalmente, llegó el anestesista después de su cuarta cesárea aquella noche ¿curioso, no? Me invitaron a salir. A la hora más o menos, me llamaron otra vez. Al entrar, Aída estaba mucho más tranquila, la anestesia empezó a hacer efecto, pero a su vez, las contracciones remitieron un poco. Ella no hacía más que pedir que la dejaran poner en una posición algo más ergonómica. La respuesta fué siempre no. No dejaban de entrar y salir el que parecía un ginecólogo, una ginecóloga y una "futura" ginecóloga. Cando entraban a mi me hacían salir. Había en el ambiente un pseudo pudor, como si yo no pudíera ver o no debíera ver los genitales de mi chica en ese momento. Yo escuchaba desde fuera comentarios sobre el plano en el que estaba la cabeza de mi hija y los centimetros de dilatación de Aída. En ningún momento pudo agarrarse en barras para empujar, puesto que estuvo solo en la sala de dilatación y nunca en el paritorio. Después de diez largas horas, decidieron que a pesar de tener diez centímetros de dilatación, la cabeza de la niña estaba mal posicionada y que íban a prepararla para la cesárea.
Después de irme a andar un rato y a llorar por la impotencia de no poder haber hecho nada para que Aída se hubiera sentido mejor y por el trato tan poco humano recibido por los dos (sobretodo por ella), volví a subir a la zona de quirófano. Al poco, salió el pediatra y nos dijo que todo estaba bien, que en cuarenta minutos Aída bajaría a la habitación. Al par de minutos salió el cirujano con Kira. Me fuí con ella a la habitación a esperar a mamá, pero ésta no llegaba tras una hora. Esperé media hota más, cuarenta y cinco minutos... A las dos horas decidí dejar a la niña con mis padres y subir a la zona de quirofano a ver que pasaba con Aída. Una vez más nadie salía para decirle nada a su madre que se quedó allí ni a mi. A las dos horas pasadas, salió por fin.
Capitulo aparte sería el enumerar lo que nos pasó los siguientes cinco días que estuvimos allí. Quizá en otro mensaje. Sólo decir como anticipo que las dos primeras noches las pasamos junto a una chica que acababa de tener un aborto (falta de sensibilidad para con ella no?).
Trascurrido un tiempo, mi chica aún dice que no piensa parir nunca más en un hospital. La gente la mira como diciendo "pobrecita, tiene depresión post-parto y dónde vas a parir?" a lo que ella contesta "en la bañera de mi casa estaría mejor", la gente se queda con una cara como de "esta está loca"; yo, sin embargo, estuve allí y la entiendo totalmente! Ha pasado un poco el tiempo y ya no está tan traumatizada y barajamos la opción de una clínica que ofrece parir en el agua.
Sólo espero que en el próximo hijo/a que tengamos, nos atienda un personal con un poco más de sensibilidad. Probablemente, como dije antes, nos decidamos a ir a la clínica de Alicante que tiene la posibilidad de parir en el agua, o sentada, o de pie... algo menos intervencionista y más humano aunque a la vez más caro. No vamos a escatimar el dinero y aunque tengamos que pedir un préstamo, lo haremos.
Nos queda el consuelo que aún hay profesionales apasionados por su trabajo (Antonio por ejemplo) que enseñan a la gente, sobretodo a los padres primerizos, y que ofrecen un trato humano y sensíble.
A pesar de todo esto, quisieramos decir los dos que ser padres es la experiencia más bonita que hemos tenido hasta ahora y sin duda, si podemos, le daremos hermanitos a Kira (que es un solete).
No quisieramos alarmar a ninguna chica antes de su parto, pero sentiamos que teniamos que denunciar la situción que sufrimos y desearíamos que se implementasen un poco más las pautas que la OMS propone.
Antonio recibe un saludo y feliz año nuevo!
No quisieramos alarmar a ninguna chica antes de su parto, pero sentiamos que teniamos que denunciar la situción que sufrimos y desearíamos que se implementasen un poco más las pautas que la OMS propone.
Antonio recibe un saludo y feliz año nuevo!
Me permito contestar al mensaje de la compañera Aida porque se de buena tinta lo que pudo sentir en ese momento, no por mi experiencia (que fue fantástica en el Perpetuo Socorro con oxitocina pero con un personal superamable).Mi cuñada dio a luz en el hospital de San Juan a mi sobrina hace 4 años y desde entonces decidi empezar a pagar un seguro privado para poder en el futuro dar a luz en condiciones sin tener que aguantar a gente quemada por su trabajo.Sergio y Aida, no fue culpa de la oxitocina (que si, que las contracciones duelen muchisimo más) pero lo que más influye en un momento así es el trato de la gente que te atiende y poder tener a tu lado en todo momento a tu pareja o familiar. Sobre la clínica esa de los partos bajo el agua pues mi opinión es que es "demasiado" natural, si un parto es fácil lo será en cualquier paritorio siempre y cuando haya un personal cualificado y si tiene que terminar en cesárea terminará aqui y en la piscina debajo del agua (le acaba de ocurrir a una conocida mía en la famosa clínica naturista).
Queremos agradecer vuestro apoyo y comprensión, nos hace sentir que no somos unos paranoicos o unos exagerados.
Antonio, verdad que es guapa (orgullo de padres, supongo)
Gracias por leernos y por vuestras opiniones. El hecho de sentirnos escuchados y comprendidos nos reconforta.
Antonio, verdad que es guapa (orgullo de padres, supongo)
Gracias por leernos y por vuestras opiniones. El hecho de sentirnos escuchados y comprendidos nos reconforta.
Por cierto, no lo he dicho antes dada la intensidad de vuestra narración, tenéis una hija preciosa¡¡ además, el hoyuelo de la barbilla resulta mas que simpático.
Un abrazo
Un abrazo
Estimados Aída y Sergio, mi más cordial enhorabuena por vuestra recién estrenada maternidad/paternidad y deciros que siento profundamente que vuestra vivencia del proceso de parto no fuera la que deseabais.
En cualquier modo, seguro que entenderéis que me abstenga de hacer comentario alguno al respecto (en un sentido u otro) dada mi doble filiación como profesional que se debe a sus pacientes, pero a la vez, como compañero de los magníficos profesionales de la obstetricia de nuestra ciudad.
Tan solo agradeceros vuestras amables palabras respecto a mi trabajo y deciros que quedo a vuestra disposición para cualquier necesidad que os pueda acontecer.
Atentamente
Antonio Penalva lozano