Estimada Mª Carmen, gracias por utilizar los sistemas de búsqueda de la Web. La base de datos empieza a ser amplia y muchas de las preguntas ya tienen respuesta en otro lugar de los foros. Por economía de esfuerzo, por agilidad en la respuesta y por no convertir los foros en algo monótono y repetitivo, os agradezco las búsquedas previas (también entiendo que en ocasiones es difícil localizar la información deseada).
En contra de la "sabiduría popular", que el niño se chupe el dedo no es tan grave. No suele tener repercusiones ni para el paladar, ni para la dentición, ni para el propio dedo. Solo en casos extremos, podría tener alguna consecuencia en la dentición o en la piel del dedo. Las consecuencias para la piel del dedo (insisto en casos extremos) son leves y transitorias. En el caso de la dentición, son mas importantes, pues puede derivar en deformaciones de la misma. En cualquier modo, lo habitual y esperable es que el mismo abandone el hábito de modo espontáneo antes del año de vida, e incluso, que tenga periodos en los que se chupa el dedo y otros que no lo hace.
Solo empieza a preocupar cuando lo hacen de modo constante, durante meses o años, siendo los niños ya mayores (con mas de un año o año y medio).
No aconsejo las manoplas por que la succión no nutritiva (chuparse el dedo) no justifica la limitación de la movilidad de la mano y dedos que implica una manopla, y mucho menos, la limitación en la función de exploración del mundo que rodea al niño a través de los pulpejos de los dedos. El niño necesita experimentar su perimundo a través de todos los sentidos, y el tacto mediante los pulpejos (zona riquísima en terminaciones nerviosas), al igual que con los labios, es vital en esta función de aprendizaje. Observaras que los niños miran, tactan y chupan todos los objetos que les rodean, simplemente están aprendiendo de los mismos mediante la información sensorial que reciben. Los labios, al igual que los dedos son las zonas mas sensibles en los niños para la exploración táctil (por eso se lo llevan todo a la boca).
Los productos que se venden con sabor desagradable para evitar que se chupen el dedo no están justificados, pues en principio (insisto excepto casos extremos), este hecho es transitorio y no suele acarrear consecuencias. Además, algunos de ellos (y hablo de niños mas mayores), llega un momento que se habitúan al sabor e incluso lo demandan a la madre.
Atentamente