13 días después de mi parto os voy a contar cómo fué. Tras haber cambiado de ginecóloga en la semana 38 habiendo pasado 2 semanas de angustia y preocupación (podeis ver mi consulta de días anteriores sobre parto vaginal o cesárea), encontré un profesional como la copa de un pino que me "salvó" de una cesárea programada sin demasiada justificación.
El 12 de Marzo a las 8.00 fuí a consulta con mi gine, estaba de 40 semanas y dilatada 1'5 cm, el cuello se me estaba borrando y dos horas más tarde estaba ingresando en Medimar para una inducción. A las 13.00 me pusieron la oxitocina, un rato más tarde me rompieron la bolsa y aún tuvieron que pasar varias horas hasta que Erika decidiera venir al mundo.
Para qué nos vamos a engañar, la dilatación es dolorosa (al menos sin epidural). ¿El expulsivo? Con los consejos de Antonio, 4 empujones.
Me bajaron al paritorio, o al camarote de los hermanos Marx (porque allí todo el mundo entraba y salía) a las 20.15, sonaban canciones de las que todo el mundo tararea y eso hicimos: entre contracción y contracción ahí nos teníais a mi matrona Tina y a mí, tarareando las canciones de siempre.
Rafa, mi ginecólogo llegó, mi marido, con su cámara de video en primera linea, Tina me animaba mientras yo empujaba con cada contracción hasta que Rafa me pide que me incorpore, que extienda los brazos y que tire. Así hice, me incorporé, alcancé a mi hija, tiré con el mayor de los cuidados y nuestras miradas se cruzaron. Os aseguro que, como dice mi buena amiga Sofía, sentí EL AMOR A PRIMERA VISTA.