Parto inducido por falta de líquido.

Parto inducido por falta de líquido.

de Rosa Moya Martinez -
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Hola a tod@s:

Antes de contar mi experiencia quiero darte las gracias, Antonio, por todos los consejos que nos has dado durante el curso y a través de ésta página web. Debo decirte que la libreta de apuntes estuvo conmigo prácticamente durante todo el parto y los días posteriores. Incluso ha cambiado de nombre y ahora la llamamos "manual de instrucciones" de tanto que la consultamos y lo mucho que nos aclara sobre el cuidado de nuestro bebé.

Yo no tuve la oportunidad de madurar mi cuello uterino, ni de ir a caminar el día del parto pues al detectar mi ginecólogo la carencia de líquido amniótico decidió inducir el parto casi de inmediato. De esa manera, el martes día 20 ingresé en el Hospital Medimar con un cuadro que hacía pensar que mi parto duraría prácticamente hasta la noche, si no acababa en cesárea: oligoamnios, positivo en la prueba del estreptococo, alergia a la penicilina, cuello absolutamente verde y un bebé de 37 semanas y 3,350 kgs que estaba muy, muy alto, sin parar de moverse (a lo suyo en esa barrigota de mamá).

El primer gotero de oxitocina fue a las 12 y hasta que me rompieron la bolsa a las 4 de la tarde no noté ninguna de las contracciones que reflejaban los monitores. La dilatación fue parecida a una carrera de Alonso: de 0 a 7 cms. en 1 hora y mientras viendo la novela con la matrona, mi marido y mi madre. Todo el personal se portó increíblemente bien conmigo, en especial María, la matrona que estuvo conmigo en todo momento y me dejó hacer absolutamente todo lo que quise durante la dilatación : ponerme de pie, agachada, en cuclillas, ir al baño andando, "jugar" con la pelota, etc.

Me pusieron la epidural en el paritorio, rodeada de un montón de personas que me hablaban con mucha dulzura y escuchando música de ambiente. Yo estaba alucinada, me sentía muy emocionada de lo bien que me trataba todo el mundo. Y llegó el momento de empujar, pero Álvaro estaba en primer plano así que de 4 empujones nada, yo perdí la cuenta de los que dí, mi ginecólogo me animaba diciendo que empujaba muy bien y yo, toda orgullosa, cada vez lo intentaba con más fuerza. La verdad es que costó bajar al pequeñín, María se subió a una escalerita y me presionaba la barriga (no recuerdo el nombre de esta maniobra pero sabía que Antonio nos la había explicado en el curso).

Como Álvaro no encontraba el camino hacia la salida y se atascó un poquito, hubo que ayudarle a salir, por lo que tuve que dejar de empujar y darle tiempo a mi gine de intentar enderezarle (ahí es donde se hizo el esguince de muñeca el pobre). Finalmente, tras el alivio de presión que sentí con la episiotomía, apareció Álvaro, tan bonito, con tanto pelo, y tan despierto.

Mi chiquitín (54 cms. y 3,2 kgs.) nació a las 20:20 h. con un chichón y muy cansado, y como le costó un poquito romper a llorar y a respirar, la pediatra aconsejó meterlo en la incubadora una noche lo que me permitió recuperarme del esfuerzo con tranquilidad y sin los agobios de la familia.

Quiero hacer mención especial a mi marido, que no se separó de mí y no dejó de animarme a pesar de lo asustado y nervioso que estaba. Él también recibió cumplidos del ginecólogo y del equipo médico por lo animoso que estuvo, aunque ni se dio cuenta (yo sí los escuchaba entre empujones).

En resumen, tengo la sensación de que mi parto fue mucho más complicado de lo que yo llegué a percibir ya que me sentí en todo momento rodeada de un equipo excelente en el que confiaba plenamente y ya que comprendía todo lo que se hacía en cada momento gracias a las explicaciones de Antonio por lo que estaba relajada y tranquila y sólo podía pensar en lo bien que me trataba todo el mundo y en el hambre que tenía.

Y la recompensa al esfuerzo se llama Álvaro....