Hoy voy a tratar un tema que se ha constituido en un grave problema, que nuestro políticos cortoplacistas no afrontan con rigor y que va a tener graves consecuencias para todos nosotros si no adoptamos medidas rigurosas que le den la vuelta a la situación. Me estoy refiriendo a nuestra bajísima tasa de natalidad.
En estos momentos, el número medio de hijos por mujer es de 1,32, para mantener nuestra población necesitaríamos una tasa de 2,2 hijos por mujer. Esto implica que actualmente nuestra pirámide poblacional tiene forma de rombo y, si no cambia la situación, en unos años tendremos una pirámide poblacional invertida. Es imprescindible corregir rápidamente esta situación pues nuestro sistema de bienestar está en grave riesgo. Nuestra sociedad necesita que nazcan niños que el día de mañana trabajen, coticen y puedan sustentar las pensiones, el sistema sanitario y todas la necesidades que se derivan de una población anciana.
¿Por qué hemos llegado a esta situación?
No se puede establecer una causa única, el origen del problema es multifactorial. Dentro de esta multicausalidad podríamos encontrar motivaciones económicas, cambios sociales profundos como la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral, modificación de la escala de valores predominante, prolongación de los periodos formativos, incremento del periodo de la vida considerado como juventud e, indudablemente, en los últimos años, las francas dificultades para encontrar la seguridad laboral. Las sociedades son dinámicas y en su ecología se ajustan rápidamente a las nuevas necesidades. Pero la agresividad de esta evolución cultural muchas veces da solución a los problemas de hoy pero desoye los problemas que se puedan derivar en el futuro.
¿Tenemos soluciones?
Pues francamente, no lo sé y en cualquier modo no me corresponde, lo que sí que tengo claro es que o nuestros políticos toman el tema en serio, dejan de lado las miras cortas, desarrollan políticas imaginativas que realmente potencien la natalidad o abrimos las puertas a la migración, pero esta sociedad necesita niños que sean los productores del mañana.