¿Que NO tienes que comprar si vas a tener un bebé?

Cualquier usuario en el mundo
Editado por Antonio Penalva Lozano, sábado, 10 de junio de 2017, 08:08

En puericultura existen muchos productos de éxito comercial y que, sin embargo, o no son necesarios e incluso, en ocasiones, llegan a ser contraproducentes. Vienen avalados por la "sabiduría popular", la tradición o por intereses comerciales. En esta entrada de nuestro blog vamos a "destronar" algunos de ellos. Solo algunos ya que existen muchos más.

- Almohadas: No se han de utilizar almohadas en la cuna o minicuna del bebé por dos motivos:

1. La academia Americana de Pediatría, en su reunión anual del año 2016 en San Francisco (California), recomendó (entre otros muchos objetos) no utilizar almohadas pues su presencia dentro de la cuna podría incrementar el riesgo de muerte súbita.

2. El bebé cuando esta tumbado boca arriba (posición recomendada para evitar el síndrome de muerte súbita) y dadas sus características anatómicas (cabeza grande en relación al resto de su cuerpo. El 25% de la masa corporal del neonato corresponde a su cabeza), tiene la columna recta a nivel cervical. Si colocáramos una almohada, flexionaríamos la cabeza con lo  que desviaríamos ese eje recto.

- Esponjas: a los bebés no se les debe de bañar utilizando una esponja (ni siquiera la esponja natural que, si estas embarazada, seguramente ya habrás adquirido), se les debe de enjabonar utilizando nuestras manos. Las esponjas por definición son sucias. Al pasarlas por la piel del bebé sus poros recogen detritus cutáneos, células descamadas, bacterias de la flora cutánea, quedando todo ello en un medio húmedo y a temperatura ambiental. Lógicamente, con estas condiciones, la esponja se convierte en un medio de cultivo más que propicio para la proliferación bacteriana, es el medio de cultivo perfecto para desarrollar un ecosistema bacteriano. Nuestras manos recién lavadas son mucho más higiénicas que las esponjas.

Además tenemos un segundo factor a tener en cuenta para desechar las esponjas y utilizar nuestras manos durante el baño del bebé. Este segundo factor es que, al nacimiento, el bebé solo tiene dos sentidos plenamente desarrollados, el tacto y el oído. Debemos de "comunicar" con nuestro hijo y lo hacemos mediante el tacto. Con el contacto de su piel con nuestra piel el niño va a tener sensación de seguridad, amparo y protección.

- Esterilizador: Exceptuando situaciones muy particulares como prematuridad o determinadas enfermedades inmunológicas del bebé, no se deben de esterilizar los biberones. Dicho de otro modo, si el niño nació con 37 semanas de gestación o más y es un bebé sano, no se esteriliza. La esterilización, así como el uso excesivo de desinfectantes domésticos, se asocia a  un pobre desarrollo inmunitario (el típico niño se siempre está enfermo), incremento del riesgo de alergias y últimamente también se publica sobre el riesgo incrementado de enfermedades autoinmunes.

Por supuesto, se ha de esterilizar en los países donde no se tienen unas plenas garantías higiénicas, pero en los países con un sistema sanitario desarrollado y agua potable, no se debe de esterilizar.

- Termómetro de bañera: es un artilugio que siempre se compra y, sin embargo, nunca se utiliza. Quizás lo utilicemos para medir la temperatura del agua los dos o tres primeros baños ya que al principio nos sentimos inseguros pero, a partir de aquí, se convierte en un objeto que está durante el resto de nuestra vida en un cajón del cuarto de aseo pero que nunca más se usó.

Las necesidades de temperatura del agua durante el baño del bebé no son diferentes de las nuestras, si no utilizamos termómetros para nosotros tampoco es necesario utilizarlo para nuestros hijos. Lo coherente sería valorar la temperatura del agua con nuestro codo o con el anverso de la mano y si la temperatura nos resulta grata podremos introducir al niño en ese medio, si no resulta agradable modificaremos la temperatura. Para evaluar la temperatura del agua es preferiblemente evitar el hacerlo con el dorso de la mano pues la piel en esa zona es más gruesa que en su anverso o en el codo y, por lo tanto, la sensibilidad es menor.

- Tacatá: En este aspecto la Academia Americana de Pediatría no deja lugar a ninguna duda ya que llega a proponer la prohibición de su fabricación y venta. El motivo es que incrementa sustancialmente el riesgo de accidente grave del bebé y dificulta de modo significativo su desarrollo motor.

.-Colchones antivuelco o cuñas antivuelco: El niño, dentro de su cuna o minicuna, debe de estar tumbado boca arriba, no de lado. Esta es la posición adecuada para evitar el síndrome de muerte súbita del lactante. Luego las cuñas deben de desecharse para evitar riesgos ya que mantienen al niño en una posición de decúbito lateral.

Permalink 1 comment (Último comentario por Miriam, sábado, 10 de junio de 2017, 08:03)

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